15 de abril de 2011

¡Se me escapó el perro!

Había una vez un perrito, Sonsorrama de nombre, que vivía en un país muy muy lejano, donde se miraba a los ojos y donde el alma de cada ser vivo estaba un escalón por encima del alma de los foráneos.

Sonsorrama tenía una cualidad especial, que era llevarle el periódico todos los días a su amo sin mancharlo con babas, dueño al que respetaba pero no amaba, considerándole como el mal menor para la subsistencia propia. Su dueño estaba muy contento con Sonso, así lo llamaba, pero comenzaba a tener problemas con él, ya que empezaba a ser perro grande y no podía permitirse alimentar a tan mastodóntico animal. Un amigo suyo se ofreció a quedarse con Sonso, y la triste escena de despedida entre amo y animal fue digna de inspirar al mismo Calixto.

Fernando, el nuevo dueño, no tuvo que adiestrar a Sonso, pues el can era muy inteligente y se plegaba a la única exigencia de su nuevo amo, traerle el periódico rápidamente y sin babas. A los pocos días de convivencia, Sonso ya se había ganado a su dueño, pues traía el periódico más rápido que nunca, aunque tenía que ir a buscarlo más lejos de lo que iba con su anterior dueño. Fernando estaba encantado, y Sonso también. Fueron años de bonanza para ambos… pero Sonso se empezó a aburrir, quería más.

Y Sonso se escapó, y como era un gran perro, muy cuidado y aseado, se dedicó a pasearse por el barrio rico de la ciudad. Un señor que tenía casa por allí se fijó en el animal, que le miraba con insistencia y simpatía, y decidió adoptarlo “¡serás el perro de la casa!” le dijo Pietro, que así se llamaba el señor.

El palacio donde vivía Pietro era maravilloso, de los más antiguos de la ciudad, y tenía hasta un dormitorio para Sonso. El perro era muy feliz, y para demostrarlo le buscaba el periódico todos los días a Pietro. Pero un enemigo turbaba la paz de Sonso, porque Pietro tenía un gato enorme, llamado Frodo, un verdadero cabrón de bicho. Y Frodo decidió hacerle la vida imposible a Sonso ¿y qué mejor que robarle su única habilidad? Pues el minino, como buen gato, esperaba todos los días a que Sonso saliese a por el periódico, y encendía el ordenador, abriendo internet y poniendo en pantalla el periódico favorito de su amo Pietro que, mientras tomaba su café, leía las noticias y acariciaba con la otra mano al orondo Frodo.

Cuando Sonso regresaba, siempre expectante para comprobar si había ganado al minino, asumía con poca deportividad su derrota, hasta que un día decidió que allí no era feliz. Se escapó, pero antes rompió un jarrón de Ming valorado en 100 millones de dólares, y se cagó en la puerta de la casa.

Enojado y hambriento, se puso a buscar nuevo dueño, pero nadie le quería, regresando por ello a la casa de Fernando, su segundo dueño, que amaba a Sonso y no dudó en aceptarlo de nuevo en su hogar. Pero la miseria había entrado en la casa y Sonso era ya un chucho refinado, con altas miras y paladar exigente. A los pocos años, Sonso se escapó de nuevo, otra vez aseado y bien cuidado, y fue a parar a la puerta del más maravilloso palacio de la ciudad. Fueron tiempos duros, pues en la casa no lo querían aceptar, pero la insistencia de Sonso por un lado, y el suicidio de Igor, el perro de la casa por otro, dieron con Sonso en la alfombra mullida de Manfred´s House, que así se llamaba.

Sonso le llevaba el periódico todos los días a su dueño, puntualmente, además, le ayudaba en tareas contables, dirigía dos de las empresas de Manfred, el dueño, y le cocinaba tres comidas al día. Había llegado al punto que él quería, a ser imprescindible para su amo. Pero algo no funcionaba, no era feliz. Cuando iba a por el periódico, Frodo, el gato cabrón, le ganaba en su sprint para alcanzar el diario de la mañana “¿ya no tendrá internet este gato?, pensaba”, además, un galgo español se había unido a los contendientes, y a ambos ganaba el rápido can, y sin dejar babas en el papel. Sonso era el único que tenía aquella habilidad, pero eso ya eran tiempos pasados, porque los demás también lo hacían, y además más rápido.

Solo quedaban dos soluciones: relajarse y ser feliz o cambiar de ciudad. Intentó ganar al galgo y al gato, pero no lo consiguió, y lo intentó muchos años, pero su cuerpo y mente ya no eran los de antes. Se sentía un perdedor en la mejor casa.

Y cambió de ciudad, pero al lugar donde arribó no encontró una casa decente, pues tenían la costumbre en esas tierras de albergar a perritos chiquitos… e internet había desplazado al papel.

No le quedó otra a Sonso que regresar con el rabo entre las patas a casa de Fernando, su segundo dueño, que como siempre lo acogió con amor. Y esta vez, Sonso había aprendido la lección de que hay que estar con quien te quiere. Y murió feliz, al lado de su dueño, que le dio cristiano entierro, visitándolo todas las semanas, e invariablemente le llevaba dos flores en sendos jarroncitos. En un jarrón ponía siempre una flor sana, exuberante, y figuraba la leyenda “Amor y amistad”. En el otro colocaba una flor marchita, y al pie del mismo se podía distinguir una sola palabra “Soberbia”.

11 comentarios:

  1. ¿Y si Sonso quiere volver a su antigua casa pero ya han deshauciado al dueño?

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  2. Querido Andrés, está muy bien tu interés en enredar un cuento infantil con tejemanejes de alma universitaria, pero te diré que he considerado en este cuento a dueño y casa como un todo, por lo que es igual quién sea el dueño ¿no crees?

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  3. Uff que buena metáfora.. la he captado toda, y bueno puede que tengas razón, si es cierto eso de que es mejor como dicen "vivir pobre pero feliz" pero yo creo, o a mi me parece que "Sonso" no está tan mal en la casa de Manfred.. toca esperar, toca esperar, a otro perro un "Pastor alemán" le tardó creo que como unos 5 años en ser el perro de la casa, el más servicial y el que llevaba todos los regalos. saludos!! ^^

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  4. Buenas

    Tal vez no me recuerde. No suelo andar por internet durante la pretemporada, así que lamentablemente no vi su mensaje en gmail y descubrí tarde el cierre de zeptem, aunque lo lamenté bastante.

    En fin, siguiendo con la analogía: es usted algo cruel con el pobre Sonso, yo creo que en Manfred's House sí lo quieren, lo que pasa es que los perritos chiquitos crecen y aunque antes acostumbraban a jugar todo el día, ahora traen el periódico diligentemente. En Manfred's House se han fijado en uno... pero todavía lo quieren mucho en su casa inicial, aunque sueña con habitar Manfred's House algún día, tal y como lo hiciera cierto pastor alemán al que aún se recuerda mucho allí.

    De hecho, el perrito chiquito ha empezado a celebrar la llegada del periódico al amo de la misma forma que lo hacía el pastor alemán al que siempre recuerda, pues él sacó al perrito de la calle y gracias a él el perrito tiene casa... ;-)

    Nuska

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  5. Buenos días:

    -Silf1: La diferencia es que con el pastor alemán estaban Todt, Brawn y Rory Byrne... un equipo del 10. Con Sonso (me equivoqué en el nombre, pues suena demasiado parecido) están Tombazis, Aldo Costa y el único pelín brillante, Fry. Son copiones, y siguen la estrategia del conservadurismo. Puede hacerles ganar un campeonato, pero la inamovilidad es la tónica. Quizá funcione, pero no apostaría demasiado por ellos. Qué bueno que te gustó... además, quitando lo del gato cabrón, se le puede contar a los niños... hoy se lo contaré a los míos.

    -Nuska: Por supuesto que te recuerdo de Zeptem, y me alegra verte por aquí. Aquello es historia pasada, que de alguna manera funcionaba, pero no de la forma que yo quería. Ahora estoy muy feliz y relajado en en este website. Un poquito cruel sí que soy con Sonso, pero creo que desde Zeptem no me metía con él, y ya tocaba darle un repasito jajaja. Te digo lo que dije a Silf1, que Sonso no tiene las mismas compañías que tenía el pastor alemán, y sin ellas, quizá llegue hoy mismo a conquistar primero el periódico, pero el triunfo creo que será más efímero que el del alemán... a no ser que Fry sea un "milagrero Max".

    Gracias a ambas por vuestros comentarios.
    saludos

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  6. Estimado Sr. Herzog,
    El problema no es del perro, sino de sus dueños. Si tienes un perro es para algo (lo siento soy utilitarista) y si tu perro solo sabe traer periódicos tendrás que comprarlos. Me parece a mí, que a quien hay que mirar es a los dueños que se compran (apalabran, adoptan, …) un perro trae periódicos, y los listillos no saben ni tan siquiera leer.
    Mi consejo es si no sabes leer, al menos ficha a alguien que sepa leer, luego subscríbete al Science y por último adopta un perro que traiga la revista. Si lo haces al revés es que como dueño de casa eres un tonto, o solo quieres enseñarle al vecino de enfrente lo prepotente que eres.
    Saludos

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  7. Tú lo dijiste... ostentación... ¿o presunción? ¿tienes el teléfono de Rory Byrne?

    saludos ;)

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  8. Buenas tardes Martín.

    Muy buena metafora y continuando con el debate, yo creo que es mayor la culpa del perro para estar en esa situación que la de los dueños, ya que abandona constantemente al que le quiere por otros que le pueden dar mas cosas materiales pero no toda su atención.

    Un saludo.

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  9. Gracias ;) Yo creo que es más complejo de lo que plasma en un inocente cuento infantil. El perro, como todo ser vivo, quiere la mayor bonanza, y como encuentra cariño allí donde va, se lanza a la aventura. El verdadero problema podría estar en el inconformismo del can, que se podría traducir en una excesiva profesionalidad.

    Denso el tema, y da para mucho.

    saludos

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  10. Yo empiezo a creer que el autor de este blog ha tenido algún encontronazo en la vida real con su odiado piloto, y que causándole grave trauma le roba horas de sueño pergeñando textos que tan insistentemente nos recuerdan cuan abyecto, soberbio y malaja es. En esta ocasión lo comparas con un perro, jajajja. A ver si es que algún día te negó un autógrafo? Madre mia que obsesión tienes :-) De todos modod hasta igual te viene bien, ya que todo "artista" necesita su musa, y tu relación de amor-odio te viene al pelo.
    Luison222

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  11. Querido Luisón:

    Eres injusto conmigo, pues hace meses que no le dedicaba dos líneas seguida a mi "odiado piloto" ¿y tú a quien te refieres? Cuando el que dices mi "odiado piloto" era ilusión, yo era su primer seguidor, pero cuando la prepotencia y la soberbia le cegaron, preferí mirar a otra parte.

    ¿Y no será que el nerviosismo comienza a cundir entre sus huestes?

    saludos ;)

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