Lo sucedido en 2009 en la escudería francesa fue algo tremendamente difícil de superar, un caos colectivo que removía los cimientos consolidados de un equipo histórico en la categoría “reina”. La desaparición de Flavio Briatore y Pat Symonds por el escándalo de Singapur 2008, la detestable ambigüedad mostrada por el entonces jefe, Carlos Ghosn, la pactada escapada de Fernando Alonso y sus patrocinadores, un desastre de coche que nadie alcanzaba a rediseñar, un ex-piloto que no dejaba de remover asuntos sucios y vergonzosos del pasado, como Nelsinho Piquet (el tipo más bobo de la F1, que le dicen que se estrelle contra una pared y, ni corto ni perezoso, lo hace), otro con menos tablas que una nevera, Grosjean, y finalmente, la venta y posterior adquisición del tinglado por parte de una empresa suiza comandada por un español, Gerard López, hacían pensar que la vida del equipo del rombo estaba en sus últimos suspiros.
Pero Gerard López parecía tener claro que lo que estaba emprendiendo era un buen negocio y no solo vino para hacerse la foto, y para hacerlo funcionar debería darle una buena removida a esos cimientos, ya inestables. Varios cambios en el staff técnico, acertados al fin, y la mejor decisión de contratar a un gran piloto como Robert Kubica. Solo faltaba dinero, y no para echar a andar el proyecto, sino para apuntar todo lo alto que se pudiese, y con otra jugada maestra se lo procuró, pues se quitó de un plumazo a las novias que tenía el segundo asiento de su equipo y contrató a una billetera con cabeza, Vitaly Petrov. Ya tenía el dinero necesario para ser ambicioso.
Y lo cierto es que el siempre deportivamente solvente Kubica nos ha sorprendido a muchos con el buen desempeño que ha obtenido en las pistas, y está dejando en completo ridículo a Petrov, que está a años luz de su compañero polaco. Varias carreras en las que apunta a la pole, peleas a brazo partido con coches supuestamente mejores que el suyo, y una agresividad innata que proporciona el espectáculo deseado por todos los que vemos las carreras de F1, son signos evidentes de que Kubica está a gusto, deseoso de más y rabioso, pues ha nacido para ser campeón.
Pero volvamos al equipo. La mejor noticia para el que les escribe fue que abandonasen completamente el diseño del petrolero del año pasado, un coche espantoso en su contemplación, y lo peor, en su rendimiento (aunque supuestamente tenía al piloto que mejor sabe sacar partido de un bólido). Una vuelta al diseño amarillo y negro del pasado era el signo de López hacia la galería, diciéndonos a todos que Renault estaba muy viva y que necesitaba que los aficionados se volviesen a identificar con un equipo histórico como Renault. El nuevo diseño del chasis y la solvencia contrastada de los motores proporcionados por Renault hacen que los franceses sean un equipo que se consolida día a día, y ya no miran al presente, sino que el futuro inmediato es la fruta casi madura que quieren comer.
Hay varios signos que evidencian que los de Renault se están moviendo en la dirección correcta. La constante evolución del coche, sin renunciar a la presente temporada, traerá consigo la mejora constante en lo deportivo, y por ello, el interés de los deseados patrocinadores; pero Renault no necesita patrocinadores, necesita al gran patrocinador que aporte el suficiente aire para hacer de Petrov un elemento prescindible. Por otro lado, el anuncio de que Renault seguirá aportando motores en la F1 (que aunque ya lo sabíamos todos, no deja de ser una incógnita debido a la errática dirección de la marca francesa), con el interés, entre otros, del equipo Williams F1 en montarlos, hace presagiar que los de Grove quieren mejorar y que el versátil motor de Renault seguirá una buena evolución, beneficiándose de ello, por supuesto, el equipo “madre”.
Y atendiendo a la rumorología y datos más o menos contrastados, hay dos aspectos que indican que Gerard López no está de vacaciones en esta aventura, pues está en conversaciones con Robertson, el manager de Kimi Raikkonen, para incorporar al finlandés como piloto titular el año 2011. El segundo aspecto es la ya confirmada renovación de contrato a Robert Kubica hasta finales de 2012. Pájaros en el alambre, que cualquier día vuelan y nos quedamos con el alambre, pero en Renault hay ambición, y quieren montar un equipo campeón para la temporada que viene, renunciando a los euros de Petrov, pero siendo un reclamo nada despreciable para cualquier super empresa interesada en vender su producto. Red Bull, el actual patrocinador de Kimi, no tendría sitio en el proyecto, pues ya tienen sus pegatinas en otro lado, pero Kimi es un reclamo de por sí.
¿Compartirán asiento Kubica y Raikkonen en 2011?
Pero no olvidemos que en Renault están en el proceso de sustitución de los pies de barro por unos de titanio, y en estos días, los postes de hierro provisionales que sujetan a la criatura hacen bien su labor estabilizadora, pero no dejan de ser eso, provisionales, siendo posible su desestabilización con un mal golpe, desmoronándose con ellos toda la estructura. Esperemos, por el bien de la F1, que eso no suceda, y así poder ver en 2011 a un super equipo con Kubica y Raikkonen, un equipo que sería competitivo al más alto nivel, sin duda, y ese reto es el que le están vendiendo a Kimi.
El que tiene el pescado vendido es el bueno de Petrov, que llegó por sus euros y se irá cuando lo que requieran en Renault sea rendimiento deportivo, pues él ya ha demostrado sobradamente que no está en condiciones de aportarlo.
“El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia”
Henry Ford