17 de junio de 2010

El molcajete volador

Rodante, más bien habría que decir. Molcajete: Dícese de un tipo de mortero de piedra volcánica, usado generalmente en algunas zonas de Centroamérica y México. Su uso actual, aparte de ornamental, suele ser para lo que lo crearon en épocas prehispánicas los indígenas de esa parte del globo: machacar pequeñas cantidades de alimentos, pues aunque en la actualidad hay molcajetes de plástico, metal o madera, ese regustillo que deja la piedra volcánica, es de indudable e imprescindible valía para los que tenemos buen paladar.



El aspecto del invento es similar en forma al de un mortero convencional, aunque se diferencia en la rugosidad que muestra la piedra y, sobre todo, en tres salientes a modo de patas en su parte inferior, al objeto de sostenerlo cuando se machaque la comida con otro utensilio volcánico llamado tejolote. Hay molcajetes negros, grises, grandes, chicos, rojos… y hasta con ruedas.

No, no crean que voy a cargar contra Ferrari, ni mucho menos contra su adalid, Fernando Alonso. Ya dije en mi entrada anterior “Fernando Alonso en Stanford”, que tras el cúmulo de despropósitos y copias erradas de lo que hacen otros, hacer una buena carrera en Montreal, con Alonso entre los tres o cuatro primeros, sería una de las mejores carreras del piloto asturiano, pues no tiene con qué batirse mecánicamente contra equipos como McLaren y Red Bull. Sigo manteniendo la opinión de que en la Scuderia está muy faltos de imaginación y serían incapaces de inventar nada, limitándose a adaptar la imaginación de los demás. Si al diseñador del Ferrari, Tombazis, le diesen un molcajete para mejorar el diseño, dejaría el cacharro como es y le pondría todo su empeño a mejorar la pieza que golpea los alimentos, el tejolote; si le encargasen la mejora a Newey, probablemente elevaría los bajos del molcajete y reubicaría mínimamente una de sus patas, dándole la forma exacta para que la parte de la mano del cocinero que entraría en contacto con dicha pata, se adapte perfectamente, haciendo todo uno el molcajete y la mano del chef. Esa es la diferencia.

Pero la carrera de Montreal llegó, y aunque no muchos apostábamos por Alonso y Ferrari (porque Felipe Massa ya no existe, si no es para engrandecimiento de Alonso y para la constante comparación de los fans del asturiano, que solo miran a Massa para regodearse en la derrota del brasileño, enalteciendo al compañero), yo estaba especialmente atento a lo que podría hacer el español. Me sorprendió su buena clasificación, pero la carrera era otra cosa.

La cita de Montreal siempre ha sido especial, pues es un circuito con mucha historia y con unas características de trazado muy diferentes a casi todos los circuitos del mundial de F1. Y la carrera de Montreal 2010 comenzó de forma caótica. Alonso hizo una gran salida y, si no hubiese estado detrás, podría haberse escapado, pues su ritmo de carrera quizá era el mejor. Los problemas surgían aquí y allá. El caos era el dueño absoluto de la prueba, donde los neumáticos blandos duraron apenas siete vueltas, debido al gran peso que los monoplazas deben llevar en combustible. Los neumáticos duros no tardaron mucho más en degradarse, y las posiciones se comenzaron a mostrar con más o menos claridad. Pero la incógnita de los neumáticos y su durabilidad hacían preguntarse al aficionado por el número de paradas a que iban los pilotos.

Alonso ganó la posición a Hamilton y el fantasma del incidente entre Hamilton y Vettel en China planeó por el Guilles Villenueve, pero la estrechez de la calle de boxes en la Belle Isle. Pero como todo no podían ser buenas nuevas, a Alonso le tocó enfrentarse y morder el polvo ante el que puede ser su compañero de fatigas muchos años, o más bien, su bestia negra, Lewis Hamilton. Y es que encontrándose en la pista con el doblado Sebastián Buemi, Alonso no supo o no pudo defender mejor su posición y perdió posición con Hamilton.

Pasaron muchas vueltas y el piloto español tenía más, y esperaba su oportunidad para el asalto al trono de Lewis. Estaba ambicioso, y eso me gustó, y ya imaginaba una lucha de igual a igual con el piloto británico. Pero el santo se le fue al cielo y Button se le acercaba por detrás, y aprovechando otro despiste del piloto de Oviedo con un doblado, el segundo de McLaren dio cuenta de Alonso.

A partir de ese momento, el fantasma del conformismo rondó las primeras posiciones de la carrera. Hamilton se dedicó a girar marcando grandes tiempos, sin dar oportunidades a sus rivales; Button no acechó nunca a Lewis, preocupándose más de sus retrovisores, y Alonso nos mostró lo peor para algunos o lo mejor de su repertorio para muchos: la calculadora.

Muchas crónicas hemos visto estos días, muchos análisis de los que no se escapó ni el más mínimo detalle de lo sucedido en Montreal. En las postrimerías de este escrito, no entraré en demasiados detalles de la carrera, pero quiero hacerles a todos partícipes de mi agradecimiento a pilotos, ingenieros, mecánicos, pit-babes, patrocinadores, conductores, televisiones y un largo etcétera, por el magnífico espectáculo deportivo que ofrecieron. No tengo excepciones, ni el mismo Fernando Alonso (del que muchos dicen que soy su opositor), que hizo una carrera estupenda, incluso con una inferioridad manifiesta en lo tocante a la mecánica. El asturiano supo sacarle a su molcajete hasta el más recóndito jugo, batiéndose duramente con pilotos igual de buenos que él, pero con molcajetes más refinados.

¿Fallos? Por supuesto que los tuvo, igual que el resto, pero su actitud en la pista, con hambre, con ilusión, con ganas de demostrar a todos que no hay nada aún perdido en esta temporada, eso, hace grande a este deporte y a sus deportistas.

Cuando pensamos que todo está perdido, que la podredumbre se arraiga en los diferentes estamentos de la F1, el mismo deporte nos demuestra obcecado que es más perdurable de lo que creemos, y que sobrevivirá a caciques, usureros y gentuza varia.

Otro lo diría mejor que yo…

“En medio de las noches más profundas, la luz no abandona
 jamás enteramente sus derechos. Es difusa, es sutil, pero 
por poco que de ella quede, la retina acaba percibiéndola” 
Julio Verne

5 comentarios:

  1. Estimado Sr. Herzog,
    Me ha gustado mucho su entrada y la comparación de ingenios de Newey con Tombazis es sublime.
    Aunque estoy de acuerdo que quizás Alonso no estuvo lo más fino posible en los dos adelantamientos, hay que reconocer que el Mcmolcajete tiene en recta cuatro patas y las Bolt-piernas, que facilitan mucho los adelantamientos.

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  2. No entiendo por qué los coches que conduce Alonso son siempre inferiores a los de los demás, aunque le permitan ganar dos mundiales seguidos. En Canadá vimos a Alonso-Ferrari siempre al mismo nivel de los mejores, hasta el punto de que si no es por sus 2 errores de pilotaje habría ganado la carrera. ¿La culpa de que no ganase es, entonces, de su coche, que no es manifiestamente superior a los demás, o de su equipo, que le regaló el adelantamiento a Hamilton en boxes? Por favor, aquí soléis ser un poco más objetivos que en el resto de medios. Por favor, no caigáis en el fanatismo imperante.

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  3. - Estimado Primo: Cierto es que no estuvo bien Alonso en los adelantamientos, pero resulta que es que los demás corren también. Sí, podría haber cerrado la puerta mejor, pero los demás presionan, y con mecánica superior.

    - Anónimo 2: Yo le doy la razón, y no puedo entender por qué el Ferrari de Alonso es peor que los Red Bull y los McLaren, pero es un hecho que están por detrás, y en Canadá estaban detrás. ¿Fanatismo? Ninguno, pero la carrera que nos regaló Canadá, bien vale para ensalzar bondades de unos y de otros.

    saludos

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  4. Los adelantamientos a Alonso fueron gajes de las carreras. En mi opinión, el McLaren fue superior durante la mayor parte de la prueba y no lo habría tenido nada fácil para mantenerlos detrás aún sin Buemi ni Chandhok. En el primer caso al menos sí que creo que debería haberse esperado que el Toro Rosso iba a necesitar más distancia de frenada y prepararse para cubrir el interior, y no estar en paralelo con él -em la parte sucia además- para que Lewis pasara a continuación.

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  5. jajaja el molk para el CHILE JAJAJA

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