19 de diciembre de 2011

Despedida...

Querido lector:

Desde este momento, Martín Herzog desaparece de la blogosfera efeunística para siempre.


Comencé hace unos años ya, con mucha ilusión, truncada las más de las veces debido a mis propias espectativas. Ese tiempo pasó ya, y me refugié, cual ermitaño, en este blog que hoy cierra. "Martín Herzog" es un pseudónimo que por circunstancias adopté, sobrenombre día tras día me ha ido pesando más y más, llegando a crearme algunos momentos de desazón interior con los que no quiero aburrile.

Hace poco, Emilio Melián dijo unas palabras en la radio que me hicieron identificarme con lo que defendía, y me apoyé en ellas para dar el salto a la luz, a la claridad de la honradez, oculta bajo anonimatos. Los cibernautas más o menos cercanos a mí conocen mi verdadera identidad, pero en los días que corren, suele ser demasiado normal encontrarse con nicks, sobrenombres, apodos y nombres falsos. Hablan de seguridad en la red... está bien, pero hoy opto por mostrarme tal como soy.

No, esta mente y este teclado vetusto al que le falta la "Q" no abandonan la blogosfera, y seguiré dando guerra mientras tenga un único lector e ilusión en lo que hago. Si quiere, Podrá seguir mi trabajo en elsecarral.blogspot.com, aunque los artículos los firmaré con el que es mi nombre real, Martín Caño y seguiré aburriéndole con esta manía de viejo chocho de ponerlo todo bajo temática western, incluida mi foto.

Evidentemente (y siendo consecuente con mis palabras), sería incongruente tener que teclear "martinherzog.blogspot.com", por lo que he cambiado a la nueva web, exactamente igual a ésta y con todo el material que he escrito alojado en ella.

Le espero por allí y le mando un saludo


15 de diciembre de 2011

Las bondades del barrizal

La negatividad, lleva invariablemente a la frustración, y cierto, aunque en mis escritos tiendo a ser negativo y algo frustrante a veces, no deja de ser un ejercicio de crítica constructiva que de vez en cuando hay que aligerar de peso para poder soportar la carga que se supone ejerce esa frustración en las espaldas de uno. Por ello, es necesario ser constructivo de vez en cuando, decir cosas buenas, lindezas, aunque haya que escarbar mucho en la mierda para encontrarlas.

Este post lo considero un ejercicio de salud mental que me recomendó mi querido lector, VivaMansell, que me instó a escribirlo porque le parecía interesante dado mi punto de vista poco influenciable

Una de las grandes ganancias que hemos tenido en este 2011 que se nos acaba es la falta de discrepancias entre FIA y FOM, o sea, la falta del politiqueo a que nos tenían acostumbrados los jerarcas de ambas organizaciones, con sus constantes tiranteces y amenazas. Eso ha desembocado en un 2011 pleno de paz, que no es más que una bajada de pantalones de Jean Todt, que ha renunciado a manejar de alguna forma la F1 con tal de seguir beneficiándose del pastel.

9 de diciembre de 2011

Dime de qué presumes...

No deja de sorprenderme lo irrespetuoso, lo ardido, lo poco prudente, traicionero y lo insolidario con los demás pilotos que es Fernando Alonso cuando le ponen un micrófono delante de las mismísimas. Pienso que sus ataques a los demás son producto de la frustración de saberse subido en un Ferrari y no ser capaz de sacar el máximo partido de su auto, por una u otra razón. Es humano, evidentemente, pero uno no deja de esperar algo más de una persona que está en boca de todos, arrastra massas y debería tener un poco de mejor encaje ante los latigazos que la adversidad le depara. Sus fans dicen que es infalible y que los problemas son siempre ajenos, pero a día de hoy, empiezo a dudarlo. 

La última del campeón Español son unas declaraciones menospreciando a su rival Sebastian Vettel, piloto que subido a su Red Bull ha vapuleado a Alonso en los últimos tres años. El de Asturias (que pocos días antes había alabado al alemán) se revuelve y le pega a Vettel un tiro por la espalda:

2 de diciembre de 2011

Te traicionaron, Paul

Ayer echó el cierre uno de los mejores equipos automovilísticos de la historia, nada más y nada menos que el Newman/Haas de las IndyCar Series. A muchos neo-aficionados este nombre no les dirá absolutamente nada, pero es, junto con Penske, el equipo de mayor tradición automovilística open wheel de los Estados Unidos. Ya sé, tampoco a muchos les seguirán diciendo nada estos nombres. Si les digo que por esa casa han pasado muy grandes pilotos y varios campeones de F1, a lo mejor se animan y les pica el interés; pues pilotos como Justin Wilson, Nigel Mansell, Paul Tracy, Cristiano da Matta, Alan Jones, Sebastien Bourdais o Mario Andretti, han defendido los colores de Newman/Haas. Viendo estos nombres, uno se da cuenta de que este equipo es un equivalente quizá al Williams de la F1. Ocho títulos, ciento siete victorias y ciento nueve poles

El equipo Newman/Haas (NHR) fue creado allá por 1983 por en empresario Carls Haas y por Paul Newman, actor de profesión, aunque un verdadero apasionado de las carreras de coches. ¿Sabían ustedes que Paul Newman quedó segundo en las 24 Horas de Le Mans de 1979? Las carreras eran el verdadero motor de su vida, y su papel de jefe de equipo lo compartió desde el citado 1983 con Carl Haas, su amigo, hasta que el cáncer de pulmón se lo llevó el 26 de septiembre de 2008.

29 de noviembre de 2011

Burro grande, ande o no ande

Poco ha tardado la Fórmula 1 en regalarnos otra farsa en la que un conductor se hace pasar por salvador de un equipo otrora grande y venido irremediablemente a menos. Me estoy refiriendo, por supuesto, a la contratación de Kimi Raikkonen por Renault, o Lotus Renault, o LRGP, o Lotus solamente… el nombre es lo de menos.

La mayor virtud que tiene este piloto es tener un manager, Steve Robertson, que le vende en unas condiciones que no merece el poco pundonoroso finlandés, pues aunque es un piloto muy rápido, es adornado con muchos defectos que siempre suelen caer en el saco roto del olvido, pasado un tiempo. Y es que a los aficionados a la F1 se nos llena la boca en esta nueva operación de marketing, en la que nos venden a seis campeones del mundo juntos, sin atender a los méritos y circunstancias en que consiguieron sus medallas.

Todos están ilusionados con la vuelta del campeón finlandés (sobre todo las chicas), y hay que decir que a un dinosaurio como yo, me crea el asunto cierta espectativa, ya que aunque la destreza deportiva de Raikkonen está fuera de duda, su profesionalidad tampoco dejará nada a la sorpresa, y Kimi se seguirá comportando como ese tipo frío, poco comunicativo, poco participativo, no muy trabajador, que tiende al desánimo con facilidad y poco entusiasta con los asuntos de su equipo. Otro punto fuerte es el reclamo publicitario que supone para los equipos donde está, y no debe sorprender a Gerard López una subida en los ingresos publicitarios bastante alta, que es para lo que le ha fichado, porque parece claro que el hombre de Renault es Kubica.

14 de noviembre de 2011

El blucle que nos atrapa

La inevitable desaparición es un poema que ronda nuestras cabezas desde que somos pequeños. A mis hijos siempre he tratado de hacerles comprender la existencia de la muerte y lo que ello significa. No lo entienden, y se aferran a lo idílico, a ese dormir que en realidad es simple alimento de gusanos.

Tras unas semanas de desaparición de la blogosfera, con mejores cosas que hacer, compruebo con satisfacción que nadie tocó a mi puerta para exigir las cuatro líneas semanales con que alimento mi ego y la curiosidad del lector. No, nadie me echa de menos, y me alegro. Y lo digo con sinceridad y satisfacción, con el verdadero respiro de no tener la obligación de agarrarme al teclado una semana tras otra para aliviar las necesidades de algún que otro inconforme con el orden establecido en el panorama F1 actual.

Y a lo que te truje, Chencho. No analizaré el tostón de carrera de ayer en el verde secarral de Abu Dhabi. No, una cosa que me inspiró ayer fue la sensación de que vivimos en un bucle sin fin, con alguna variable aleatoria que osa meter sus narices en nuestra monotonía para desaparecer como llegó, sin hacer ruido y disfrutando de su minuto de gloria que seguramente se evaporará como lo hace el alma del cristiano en el mismísimo infierno.